Las fiestas, Un desafío y una oportunidad.
- Analía Fiorentino
- 23 dic 2019
- 2 Min. de lectura
Una mirada al alma.

Cada año al llegar las fiestas debatimos entre las diferentes formas de sentirlas y percibirlas, si tenemos niños la magia rodea toda la celebración, pero a medida que van creciendo esa magia comienza a apagarse ... sin darnos cuenta dejamos transformar la alegría que sentíamos de niños esperando estas fechas al aburrimiento de reuniones donde dejamos ganar a la tristeza, el cansancio, el agobio y la ausencia de seres queridos. La adultez sin magia, sin espíritu de celebración nos recuerda que sólos nos podemos sentir rodeados de un montón de personas. Crecimos sabiendo que un día íbamos a llegar a adultos indiferentes llenos de máscaras y corazas para evitar el dolor, la tristeza y con el aprendizaje de querer presencia y no de sentir amor infinito, crecimos con la necesidad de ver para creer, por eso nos duelen tanto las ausencia, ¿que pasaría si en vez de centrar la atención en el dolor de la ausencia la centraremos en el privilegio que tuvimos de su presencia? y brindamos a su memoria con la certeza de que cada uno de ellos desde su lugar esta haciendo lo mismo. El amor trasciende toda esfera, no necesito estar a tu lado para que sepas que te amo, pero si tengo la suerte de que estés a mi lado hoy dejo toda armadura para darte ese abrazo profundo, dejo toda coraza que el ego me haya armado para permitirme y permitirte que ese abrazo profundo lo sientas en espíritu.
Recobremos el sentir de la magia entre nosotros, la magia del asombro, la magia del amor y la unión.
Recordemos valorar ese tejido maravilloso de la familia, aunque no comprendamos cada integrante es tan valioso y único en nuestra vida, presentes, ausentes y apartados ... todos ellos forman, formaron y formarán parte de nuestro ser, y es por eso la importancia de obrar desde el amor aún en los momentos de enojo y desesperación. Tener presente que hay un para qué de el paso por nuestra vida y a pesar que sintamos que fue malo siempre nos trae aprendizaje y crecimiento, abramos nuestro espíritu a recibir la lección y no a esquivar lo que pasa.
La Navidad es reconciliación con presentes y ausentes, te propongo en estas fiestas darte este regalo tan grande a vos y para los otros, reconcíliate! ¿Cómo podés hacerlo?, no importa en qué plano esté. Escribí una carta con todo lo que sentís, procura que sea libre de ego, y que se enfoque en la búsqueda de soluciones, de reencuentro, de sanar heridas, de perdonar (aunque creas que no podes es importante que expreses el perdón para ellos y para vos) una vez concluida, no hace falta que se la des a nadie, leela para vos, da gracias por haber escuchado y quemala de forma segura. Nuevamente da gracias por permitirte ese momento, y deja que la paz te inunde el espíritu!
Que la magia llene nuestras vidas y recordemos que somos seres de luz brillando juntos y que mi luz no apaga la tuya la potencia y viceversa.
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